Las enfermedades venéreas o de transmisión sexual, ETS por sus siglas en español o STIs o STDs por sus siglas en inglés; están provocadas por microorganismos patógenos que se transmiten mediante actividades sexuales; como el coito vaginal, anal o bucal. Las enfermedades de transmisión sexual tienen un impacto muy importante en la salud sexual y reproductiva en todo el mundo. Existen determinados factores o métodos que pueden ayudar a prevenir las ETS como por ejemplo un uso correcto y sistemático de los preservativos o cualquier otro método profiláctico. Además, la información de hoy en día, el asesoramiento y la educación sexual pueden ayudar a la sociedad a reconocer los síntomas de las ETS, incrementando las posibilidades de éstos a solicitar ayuda. Uno de los métodos diagnósticos más ampliamente usado en los laboratorios clínicos es el cultivo microbiológico y los tests rápidos de antígenos. Cada vez más se usan técnicas de biología molecular para la detección de microorganismos patógenos causantes de enfermedades venéreas, como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Es una técnica rápida y sensible para diagnosticar eficazmente ETS. La posibilidad de detectar múltiples patógenos a la vez mediante la PCR multiplex es una gran ventaja a la hora de determinar el diagnóstico y administrar un tratamiento eficaz. Otra ventaja es la posibilidad de detectar más eficazmente casos de coinfección por diversos patógenos a la vez. La mayoría de las ETS son asintomáticas y raramente se curan sin tratamiento. Una mejor comprensión de la farmacocinética y la farmacodinámica de los antibióticos es esencial para informar del tratamiento más adecuado.
Palabras clave: Enfermedades de transmisión sexual, enfermedades venéreas, Chlamydia trachomatis, Neisseria gonorrhoeae, Mycoplasma genitalium, Trichomonas vaginalis, diagnóstico molecular, patología, biología molecular, PCR, antibióticos, farmacorresistencia, infertilidad.
Venereal or sexually transmitted diseases, STDs for their acronym in Spanish or STIs or STDs for their acronym in English; are caused by pathogenic microorganisms that are transmitted through sexual activities, such as vaginal, anal, or oral intercourse. Sexually transmitted diseases have a very important impact on sexual and reproductive health throughout the world. There are certain factors or methods that can help prevent STDs, such as correct and systematic use of condoms or any other prophylactic method. In addition, todays information, counseling and sex education can help society recognize the symptoms of STDs, increasing their chances of seeking help. One of the most widely used diagnostic methods in clinical laboratories is microbiological culture and rapid antigen tests. Molecular biology techniques are increasingly used for the detection of pathogenic microorganisms that cause venereal diseases, such as the polymerase chain reaction (PCR). It is a fast and sensitive technique to effectively diagnose STDs. The possibility of detecting multiple pathogens at the same time using multiplex PCR is a great advantage when determining the diagnosis and administering an effective treatment. Another advantage is the possibility of more effectively detecting cases of coinfection by several pathogens at the same time. Most STDs are asymptomatic and are rarely cured without treatment. A better understanding of the pharmacokinetics and pharmacodynamics of antibiotics is essential to inform the most appropriate treatment.
Keywords: Sexually transmitted diseases, venereal diseases, Chlamydia trachomatis, Neisseria gonorrhoeae, Mycoplasma genitalium, Trichomonas vaginalis, molecular diagnosis, pathology, molecular biology, PCR, antibiotics, drug resistance, infertility.
Reunir información para la actualización de los conocimientos sobre cuatro de las enfermedades de transmisión sexual por microorganismos más comunes en el planeta: Chlamydia trachomatis, Mycoplasma genitalium, Neisseria gonorrhoeae y Trichomonas vaginalis.
Identificar las características, detección y diagnóstico, patologías y tratamiento más relevantes para cada una de ellas.
Crear la necesidad de un diagnóstico basado en biología molecular para la detección rápida y eficaz mediante sistemas de detección multi-prueba de los microorganismos causantes de ETS.
Se ha realizado una revisión de información bibliográfica, consultándose artículos de los últimos 5 años, además de búsquedas libres en páginas web, libros y guías.
Esta investigación no requirió aprobación ética ya que no se recopilaron datos nuevos. El estudio se basó en datos ya disponibles públicamente.
Las enfermedades venéreas o también llamadas enfermedades de transmisión sexual (ETS), STIs (sexually transmitted infections) o STDs (sexually transmited diseases); están causadas por microorganismos patógenos – más de 30 bacterias, virus, hongos o parásitos – que se transmiten mediante el acto sexual, incluido el coito vaginal, anal o bucal. Es posible además que algunas infecciones se transmitan de manera vertical de la madre al hijo durante el embarazo, parto o lactancia. Los principales microorganismos causantes de ETS incluyen a las bacterias Chlamydia trachomatis (CT), Mycoplasma genitalium (MG) y Neisseria gonorrhoeae (NG) y al parásito Trichomonas vaginalis (TV), explicadas todas ellas más adelante. Otros microorganismos responsables de infecciones venéreas son el hongo Candida albicans, Gardnerella vaginalis y el virus herpes simplex 1 y 2, entre otros
Diagnosticar las ETS a tiempo es importante para tratarlas rápidamente y evitar así que se propaguen a toda la población; además, si se diagnostican en sus estadios iniciales, se consigue un tratamiento más rápido y eficaz
La mayoría de ETS son asintomáticas (70-80%) y raramente se curan sin tratamiento. Además, pueden causar una serie de complicaciones si no se tratan correctamente
Las enfermedades de transmisión sexual tienen un gran impacto en la salud sexual y reproductiva de la sociedad en todo el mundo. Se estima que, anualmente más de 374 millones de personas contraen alguna de las ETS anteriormente mencionadas (véase Tabla 1, Fig. 1). Se estima que se producen más de 1 millón de nuevas ETS al día
Tabla 1. Distribución mundial de infecciones de transmisión sexual. (Elaboración propia)
Fig. 1. Distribución a nivel mundial de infecciones venéreas en 2020. Del total (374 millones): El 42% (156 millones) son infecciones por Trichomonas vaginalis; seguido de 34% (128 millones) por infección de Chlamydia trachomatis; el 22% (82 millones) por Neisseria gonorrhoeae; y un 2% (8 millones) por causa de otros microorganismos como Mycoplasma genitalium, VHS-1, etc. (Elaboración propia con información extraída de “Infecciones de transmisión sexual” (2021). https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/sexually-transmitted-infections-(stis)).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), los casos de gonorrea y chlamydia han aumentado exponencialmente en los últimos años en zonas de EU/EEA y UK. La tasa bruta de notificación de casos de Chlamydia trachomatis fue de 146 casos por 100.000 habitantes. Las tasas de notificación de infección por CT variaron considerablemente en toda Europa, con las tasas más altas específicas de cada país más de 5.000 veces más altas que las tasas más bajas. Se cree que esto es principalmente un reflejo de las diferencias en las pruebas de chlamydia, la detección de casos y la notificación en lugar de indicar diferencias reales en la prevalencia de chlamydia. Las últimas cifras recogidas datan del 2018 observándose un aumento de un 4% en los casos de chlamydia y más de un 90% en el caso de la gonorrea (véase Tabla 2)
Tabla 2. Aumento de casos de Chlamydia y Gonorrea en los últimos años (Información extraída del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades)
Chlamydia trachomatis es una de las bacterias causantes de infecciones de transmisión sexual más comunes alrededor del mundo que afecta a 4,2% de las mujeres y el 2,7% de los hombres. En 2019, Chemutai y sus colaboradores
En 2017, un total de 27 Estados miembros de la UE y el EEA notificaron un total de 89.239 casos de infección gonocócica. La tasa bruta global de notificación fue de 22,2 casos por 100.000 habitantes. Las tasas de infección gonocócica notificada varían considerablemente en toda Europa (véase Fig. 2), con tasas más altas notificadas en el norte de Europa.
Fig. 2. Ratio de notificaciones de infecciones por Neisseria Gonorrhoeae en distintos países de la UE en 2017. En países como España, Malta, Dinamarca, entre otros, el ratio de notificación de casos fue bastante elevado. En otros países como Luxemburgo o Portugal, el número de notificaciones disminuyó. (Información extraída del Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades).
Se obtuvieron datos sobre la categoría de transmisión y el sexo en las infecciones por Chlamydia (véase Fig. 3). El número de datos recogido fue de 59.991 en el año 2017, siendo más de la mitad de los casos notificados de mujeres heterosexuales (30.497 casos), seguido por un 35% (20.804 casos) hombres heterosexuales. El menor número de casos (25 casos) corresponde a la transmisión vertical de madre a hijo durante el parto.
Fig. 3. Categorías de la transmisión y sexo de infecciones por Chlamydia en 2017. El número total de casos es de 59.991. El mayor número de casos (30.497) corresponde a mujeres heterosexuales. Seguido de hombres heterosexuales (20.804 casos). En tercer lugar, tenemos infecciones en parejas homosexuales (5.932) y únicamente 25 casos fueron causados por una transmisión vertical de la madre a hijo durante el parto. Unos 2.733 casos son de etiología desconocida. Datos de Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Malta, Países Bajos, Portugal, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia y Suecia. Información extraída de (Infographic: Sexually Transmitted Infections: A Long-Standing and Ongoing Threat for Public Health, 2021)
Haciendo referencia a la infección por N. gonorrhoeae, en 2017 se recogieron un total de 68.436 casos y se clasificaron de acuerdo con la categoría de transmisión y el sexo en las infecciones por N. gonorrhoeae (véase Fig. 4). Casi la mitad de los casos, (31.863) fueron causadas por relaciones homosexuales entre hombres. En segundo y tercer lugar, con un 22% de los casos fueron infecciones en mujeres heterosexuales (15.306 casos) y hombres heterosexuales (15.289 casos). El 9% (5.978( de los casos fueron debidos a causas desconocidas.
Fig. 4. Categorías de la transmisión y sexo de infecciones por Neisseria Gonorrhoeae en 2017. El número total de casos fue de 68.436. El mayor número de casos (31.863) corresponde a relaciones sexuales entre hombres homosexuales. En segundo y tercer lugar con muy poca diferencia tenemos las infecciones en mujeres heterosexuales (15.306 casos) y hombres heterosexuales (15.289 casos). Unos 5.978 casos son de etiología desconocida. Informes nacionales de la República Checa, Dinamarca, Finlandia, Hungría, Islandia, Irlanda, Letonia, Lituania, Malta, los Países Bajos, Noruega, Portugal, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Suecia y el Reino Unido. Información extraída de (Infographic: Sexually Transmitted Infections: A Long-Standing and Ongoing Threat for Public Health, 2021)
En estudios llevados a cabo en los últimos años, por ejemplo, el estudio de Manuel Cina y sus colaboradores
Por otra parte, la infección por Trichomonas vaginalis continúa siendo la enfermedad de transmisión sexual parasitaria – ni bacteriana ni viral – más prevalente. De acuerdo con la OMS, la ratio de infección de T. vaginalis es de 5.30% en mujeres de todo el mundo. El valor más elevado se determinó en África con un valor de 11.70%; y el menor fue en Europa con un valor de 1.60%
Existen determinados métodos o factores que pueden prevenir las infecciones de transmisión sexual; por ejemplo, un uso correcto de los preservativos o métodos profilácticos. Éstos deben usarse en toda la actividad sexual – vaginal y/o anal – para evitar infecciones. Además, el asesoramiento, educación e información disponibles hoy en día pueden ayudar a mejorar la capacidad para reconocer los síntomas de las enfermedades de transmisión sexual, favoreciendo así las probabilidades de que se solicite o se aliente a las parejas sexuales a solicitar ayuda. Desgraciadamente, las carencias en los conocimientos de las enfermedades venéreas y/o sus síntomas, la falta de información del personal de la salud y la tan arraigada estigmatización generalizada en torno a las ETS sigue dificultando su diagnóstico
Chlamydia trachomatis (CT) es una bacteria intracelular obligada, gramnegativa e inmóvil que necesita la célula huésped a la que infecta para poder replicarse y sobrevivir
El origen histórico exacto de Chlamydia no se conoce con certeza, pero se cree que ha podido existir durante siglos, incluso desde la antigüedad. Por ejemplo, hay registros del antiguo Egipto de personas que sufrían síntomas similares a la clamidiasis, por ejemplo, sensación de ardor al orinal. En los viejos tiempos, la C. trachomatis probablemente se confundía con la gonorrea, ya que sus síntomas son similares. El descubrimiento de la Chlamydia se atribuye a un científico checo en el año 1907 llamado Stanislaus von Prowazek, aunque no se sabe con certeza.
C. trachomatis posee un ciclo reproductivo bifásico (véase Fig. 5) que comienza cuando una partícula no activa metabólicamente pero sí infecciosa denominada cuerpo elemental infeccioso ingresa a la superficie apical de las células epiteliales del tracto genital. Tras la entrada mediante el mecanismo de endocitosis, los cuerpos elementales se reestructuran diferenciándose en órganos más grandes – estos ya son metabólicamente activos, pero no infecciosos llamados cuerpos reticulares –. Los cuerpos reticulares se someten a la replicación del material genético y fisión binaria en repetidas ocasiones con la finalidad de aumentar el número de células
Se ha demostrado que al final del ciclo de desarrollo, C. trachomatis provoca la muerte de las células huésped, lo que se debe principalmente al aumento del estrés oxidativo y muestra ciertas características mecánicas y morfológicas de la apoptosis
Chlamydia trachomatis incluye dos biovares humanos: El linfogranuloma venéreo, característico por su tropismo hacia células linfoides y su capacidad de causar enfermedades sistémicas; y el biovar tracoma, limitado fundamentalmente a células epiteliales de las membranas mucosas, y capaz de causar tracoma, enfermedades de transmisión sexual, conjuntivitis y neumonías neonatales, entre otras.
La membrana externa de las bacterias del género Chlamydia contiene una proteína codificada por el gen ompA con cuatro dominios variables simétricos. Su función es mantener la rigidez estructural de la membrana externa y facilitar la formación de porinas, permitiendo así la difusión de solutos a través de la membrana reticulada intracelular; jugando un papel importante en la patogénesis y la adhesión a la célula huésped
Fig. 5. Ciclo de vida y ciclo infectivo de Chlamydia trachomatis. C. trachomatis se propaga mediante un ciclo reproductivo bifásico que abarca al cuerpo reticulado y el cuerpo elemental. Si la bacteria se ve sometida o expuesta a factores de estrés, ésta se reorganiza como cuerpo aberrante permaneciendo en estado latente.
Los métodos diagnósticos más utilizados para la detección de Chlamydia trachomatis en los laboratorios clínicos son la prueba rápida de antígenos y técnicas serológicas dónde se buscan anticuerpos específicos generados en el organismo huésped contra C. trachomatis
La técnica más usada en los laboratorios clínicos para la detección de C. trachomatis es el test rápido de antígenos; debido a que es la prueba más económica, rápida y fiable. En algunos laboratorios, se realizan técnicas de detección molecular mediante PCR para determinar si existe material genético de la bacteria y, como consecuencia, una posible infección por C. trachomatis. Aunque sea una prueba un poco menos económica, aumenta exponencialmente la sensibilidad en el diagnóstico y favorece el tratamiento.
En cuanto a los inconvenientes del estudio microbiológico, la sensibilidad de éste podría verse afectada por una recolección inadecuada de muestras, almacenamiento y/o un transporte incorrecto de la misma, materiales tóxicos en la muestra recolectada clínicamente, así como por el crecimiento excesivo del cultivo celular debido a agentes microbianos comensales
Además, debido a que Chlamydia trachomatis es una bacteria intracelular obligada con la capacidad de existir en forma activa (cuerpo reticular) o latente (cuerpo aberrante) dentro de las células del epitelio genital, dificulta más la técnica para su cultivo e incluso para su detección por biología molecular – debido a la presencia de inhibidores de la reacción en cadena de la polimerasa y al bajo número de copias presentes en la mayoría de las lesiones –
La infección por Chlamydia trachomatis es una de las enfermedades de transmisión sexual que más habitualmente afecta a humanos
Cuando la bacteria C. trachomatis invade el epitelio, el sistema inmunitario innato del organismo se activa reconociendo unos patrones moleculares asociados a patógenos (Pathogen-associated molecular patterns, PAMP por sus siglas en inglés), como los receptores TLR o toll-like receptors. De esta manera, se activa la señalización química, es decir, la producción de citoquinas proinflamatorias como por ejemplo la interleucina IL-1 o TNF-α (factor de necrosis tumoral alfa). Se estimulan además otras células como macrófagos, granulocitos, químico unas como la interlocución a IL-8, granulocitos; entre otras; además de las células natural killers, células dendríticas y neutrófilos que estimulan la activación de un mayor número de citoquinas proinflamatorias para inhibir el crecimiento bacteriano y la infección. Cabe destacar que las células infectadas por C. trachomatis producen interferón gamma (INF-γ) y a la vez interleucinas IL-1, IL-8 y IL-12 que producen lesión tisular durante la infección primaria. La principal función del INF-γ es restringir la reproducción y crecimiento de la bacteria. Sin embargo, la concentración de esta citocina es crítica para el resultado de la infección. Como se ha comentado antes, la infección puede permanecer durante años en la célula huésped y puede reactivarse generando así una respuesta secundaria más intensa con mayor inflamación asociada
El epitelio de tracto genital junto con las células inmunes T y B constituyen la primera línea de defensa contra C. trachomatis. La respuesta inmune activada conduce a una inflamación crónica de los tejidos. Además, las células epiteliales infectadas liberan unas enzimas llamadas metaloproteasas de la matriz que contribuyen a la proteólisis del tejido y posterior remodelación de éste. Por su parte, los neutrófilos tienen la función de liberar metaloproteasas de la matriz, así como elastinas para favorecer el daño tisular. Por su parte las células natural killer producen INF-γ que tiene la función de impulsar a las células T CD4 a activar la respuesta inmune mediada por células T helper 1 (Th1). Las células dendríticas a su vez presentan los antígenos de C. trachomatis, contribuyendo así al balance de la inmunidad innata y adaptativa. Cabe destacar que esta respuesta puede ser protectora o patológica, dependiendo del balance entre la inmunidad mediada por células T helper 1 y células T helper 2 (Th2). Si se potencia únicamente la respuesta inmune mediada por Th1, se genera protección contra la infección crónica; sin embargo, la respuesta patológica Th2 contra C. trachomatis puede conducir a inflamación crónica
C. trachomatis utiliza diferentes mecanismos para evadir la respuesta inmune de la célula hospedadora y producir así cambios celulares que le permitan sobrevivir y poder así perpetuar la inflamación. El principal mecanismo que usa para evadir la respuesta inmune es la regulación negativa de la expresión del complejo mayor de histocompatibilidad de clase I (MHC-I por sus siglas en ingles de Major Histocompatibility Complex I). El MHC-I es un conjunto de genes que codifican antígenos de histocompatibilidad que tienen la función de participar en la presentación de antígenos a los linfocitos T permitiendo así la activación de procesos inmunitarios. De esta manera, evita que el MHC-I reconozca las partículas de C. trachomatis como extrañas y no se activa la respuesta inmune
Si se da el caso que se activara la respuesta inmunitaria, la célula huésped pondría en marcha mecanismos para poder eliminar a la bacteria siendo uno de ellos la apoptosis celular. Otro mecanismo para garantizar la supervivencia de Chlamydia trachomatis es contrarrestar la función apoptótica bloqueando la liberación del citocromo C desde la mitocondria hacia el citosol e inhibiendo la activación de la caspasa 3 y su señal proapoptótica para poder así completar su ciclo reproductivo intracelular
C. trachomatis posee proteínas con la capacidad de metilar el material genético de la célula hospedadora con la finalidad de activar o suprimir genes, favoreciendo así la resistencia a mecanismos inmunológicos. La metilación es un proceso mediante el cual se añaden grupos metilo a la cadena de DNA modificando así su función. La metilación del DNA es esencial para el desarrollo normal de las células y se asocia con una serie de procesos clave; incluyendo la inactivación del cromosoma X, impronta genómica, envejecimiento, carcinogénesis, represión de transposones, entre otros. La principal función de la metilación del DNA es suprimir la expresión de genes retrovirales endógenos y otros tramos tóxicos de DNA eliminando así la infección bacteriana. La función de C. trachomatis en este caso sería bloquear la metilación del DNA para poder resistir a los mecanismos inmunológicos
Una respuesta inmune adecuada es esencial para eliminar C. trachomatis; pero esta respuesta no siempre es suficiente, lo que provoca una infección persistente y un mayor riesgo de cáncer de cuello uterino o cualquier otra patología. Dada la alta prevalencia de esta infección bacteriana, se debe alentar la investigación que proporcione más evidencia de un vínculo entre Chlamydia trachomatis y enfermedades del tracto genital. Adicionalmente es necesario mejorar las estrategias de salud pública para la detección, diagnóstico y tratamiento tempranos, al tiempo que se promueve el uso de métodos de barrera para reducir el riesgo de nuevas infecciones.
Los principales síntomas de infección por Chlamydia trachomatis en hombres sintomáticos son: Inflamación del tracto urinario, epididimitis – inflamación del epidídimo – y daño en el material genético del esperma, provocando fragmentación espermática
Se ha observado en países de USA y Europa la existencia de una serie de factores demográficos como la edad, soltería o el número de parejas sexuales, entre otros; que aumentan exponencialmente el riesgo de infección por C. trachomatis
Haciendo referencia a la edad, se ha relacionado un mayor riesgo de infección por CT en la población menor a 35 años
El curso patológico de las infecciones por CT es impredecible, diverso, mayoritariamente asintomático y requiere aún de muchos estudios
Para tratar una infección por C. trachomatis es recomendable administrar antibióticos de amplio espectro. El tratamiento de primera línea por excelencia es la doxiciclina en dosis de 100mg dos veces al día por tres semanas. También se puede administrar azitromicina 1g o repetida de forma semanal durante tres semanas; o eritromicina 400mg cada 6h durante 21 días
Además, se recomienda también realizar otro examen un mes después de empezar el tratamiento para determinar si la infección por Chlamydia trachomatis ha cesado o si por el contrario el tratamiento tiene que seguir.
La infertilidad se define generalmente como el intento de tener un embarazo fructífero manteniendo relaciones sexuales frecuentes sin protección durante al menos 12 meses sin éxito. La infertilidad afecta a millones de parejas en el mundo. La incidencia varía según la zona geográfica. Se calcula que en el mundo existen entre 50 y 80 millones de personas que pueden ver afectada su vida fértil. Algunos estudios muestran que la incidencia va en aumento
Una prolongada exposición de C. trachomatis en el trato genital de las pacientes femeninas puede provocar una serie de enfermedades o complicaciones como por ejemplo enfermedad pélvica inflamatoria, infertilidad, terminación prematura del embarazo además de aumentar la susceptibilidad a embarazos ectópicos
La infección por C. trachomatis es una de las causas más comunes de infertilidad
Algunos autores han sugerido que las infecciones pueden ser las causantes de entre el 10 y 60% de los abortos, considerándose un importante factor de riesgo en las mujeres embarazadas de países en vías de desarrollo. Entre los múltiples agentes infecciosos causantes de abortos, C. trachomatis ha tenido un incremento en su frecuencia a lo largo de la última década, considerándose en la actualidad el agente bacteriano asociado a resultados adversos de la infertilidad o embarazo más frecuente; así como el patógeno más comúnmente transmitido por vía sexual en todo el mundo
En una revisión llevada a cabo por Rafael y sus colaboradores en 2019
Tabla 3. Tasa de fecundación total en mujeres de Malasia. Información extraída de (Nekmat et al., 2020)
En una revisión sobre la literatura llevada a cabo por Shamkhi y sus colaboradores en 2022
La mayoría de las infecciones agudas por C. trachomatis son asintomáticas, lo que resulta en un diagnóstico tardío con transmisión continua de patógenos
Tabla 4. Distribución de la infección por Chlamydia trachomatis acorde a diversos factores demográficos (Elaboración propia. Información extraída de (Shamkhi et al., 2022) .
Las enzimas SOD (superoxide dismutase) son una clase de enzimas antioxidantes que se encuentran en todas las células del cuerpo de los organismos aerobios. Cataliza la descomposición del superóxido (O2-) – uno de los radicales libres más reactivos – en oxígeno molecular (O2) y agua (H2O); pasando por un estado intermediario que consta de peróxido de hidrógeno (H2O2) (véase Ecuación 1). La función principal de las enzimas SOD es reducir las especies reactivas de oxígeno a oxígeno molecular (véase Fig. 6c-d) y participar en funciones de señalización durante el ciclo celular
Ecuación 1. Reacción bioquímica llevada a cabo por la enzima SOD (superoxide dismutase). Cataliza la conversión de superóxido (O2-) a peróxido de hidrógeno (H2O2), intercambiando protones (H+) por moléculas de oxígeno (O2). A su vez, la enzima catalasa puede descomponer el peróxido de hidrógeno (H2O2) en agua (H2O) y oxigeno molecular (O2). (Elaboración propia)
En un estudio llevado a cabo en 2022 por Ray y sus colaboradores
Fig. 6. Diagrama del sistema antioxidante del organismo. En la situación (a), la cantidad de especies ROS (especies oxidantes) y la cantidad de AO (sustancias antioxidantes) están en equilibrio. Cuando se produce un aumento de ROS (b), los antioxidantes no son suficientes para hacer frente a las especies reactivas de oxígeno y se produce daño celular, entre otros. La respuesta del organismo (c) es incrementar la producción de antioxidantes (AO) para poder disminuir los ROS presentes en el organismo (d) (Elaboración propia).
Los radicales libres de oxígeno (ROS) participan en una gran mayoría de funciones fisiológicas y de señalización celular, incluidos procesos reproductivos. La superproducción de ROS en el organismo contribuye a daño celular, además de participar en la patogénesis de muchas enfermedades impidiendo el funcionamiento fisiológico normal de la célula. La producción de ROS afecta a la migración, proliferación y apoptosis del trofoblasto; así como perjudicar el desarrollo placentario y la degeneración del trofoblasto al inducir la apoptosis celular y, por lo tanto, afectar las funciones reproductivas provocando síndrome de ovario poliquístico (PCOS) o endometriosis; así como también provocar un aumento de las complicaciones durante el embarazo, como preeclampsia o abortos espontáneos, entre otros
Una posible hipótesis podría ser que la infección por C. trachomatis es un factor predominante en la patogenia del aborto, ya que aumenta la producción de ROS y, por tanto, el estrés oxidativo, lo que conduce a resultados desfavorables en el embarazo. En un estudio llevado a cabo por Jahnke y sus colaboradores
Las especies reactivas de oxígeno (ROS) son inductores efectivos de TNT, y la producción de ROS se induce transitoriamente en células infectadas por Chlamydia trachomatis como se ha visto anteriormente. Por lo tanto, es posible que, bajo ciertas condiciones, las bacterias promuevan activamente estas reacciones del huésped para inducir la formación de TNT e impulsar su propagación a las células vecinas. Además, las células apoptóticas tempranas establecen TNT con las células circundantes para recibir apoyo mediante el suministro de mitocondrias, lo que promueve la supervivencia de las células. Esto podría conducir a la propagación de bacterias mediante nanotubos en túnel en células huésped desprevenidas que se apresuran a ayudar a las células infectadas que están en peligro
En los trabajos expuestos por Ray y sus colaboradores en 2022
Además, se estudió también la expresión de las isoenzimas SOD1 y SOD2, así como la concentración de 8-isoprostano – un marcador de estrés oxidativo – (véase Tabla 5). Dividieron a sus pacientes en 3 grupos: Grupo Ia (pacientes positivos para C. trachomatis y RSA); Grupo Ib (pacientes no infectados con C. trachomatis y positivos para RSA) y el Grupo II (pacientes no infectados con C. trachomatis y negativos para RSA). Se observó un aumento significativo de la concentración del marcador de estrés oxidativo 8-isoprostano en los pacientes del Grupo Ia (808,28pg/mL) dando a entender que pueden estar relacionados con el mecanismo fisiopatológico adoptado por C. trachomatis a la hora de inducir RSA. Por otra parte, la expresión relativa de SOD1 estuvo aumentada en el Grupo Ib; en comparación con el aumento de expresión relativa de SOD2 en el Grupo Ia; dando a entender que tiene un papel importante en la continuación del embarazo evitando la acumulación de radicales libres y su expresión disminuye en pacientes infectados con C. trachomatis y casos de abortos espontáneos. La función principal de la infección por C. trachomatis es disminuir la expresión de SOD1 en pacientes RSA
Tabla 5. Distribución de los valores de 8-isoprostano y las isoenzimas SOD1 y 2. Elaboración propia con información extraída de (Ray et al., 2022)
Las proteínas FOXO son proteínas reguladoras clave durante el proceso del ciclo celular, diferenciación celular, apoptosis y reparación de ADN; además de ser una de las proteínas que se activan durante el mecanismo de infección por C. trachomatis. Las células deciduales localizadas en la capa funcional del endometrio se activan específicamente durante la gestación; dando lugar a la porción materna de la placenta. Estas células son resistentes a la muerte celular oxidativa debido a la función de genes antioxidantes como las enzimas SOD2 anteriormente mencionadas; tiorredoxina o perixorredoxina. Si las células deciduales se exponen a estrés oxidativo, se activa la expresión de las proteínas FOXO aliviando la apoptosis mediada por ROS
A parte de afectar a la fertilidad femenina, las especies reactivas de oxígeno también pueden provocar infertilidad por parte del hombre, contribuyendo a la fragmentación espermática. Además, el estrés oxidativo también se relaciona con una mala motilidad, lo que conlleva a infertilidad, una formación errónea del embrión y a posibles abortos debido a errores genéticos por parte del espermatozoide
Respecto a los posibles mecanismos implicados en la fisiología de la infección por C. trachomatis en pacientes con problemas de infertilidad, se han reportado distintas hipótesis: En primer lugar y como hemos comentado antes un aumento del estrés oxidativo causado por la presencia crónica de la bacteria Chlamydia trachomatis en el tracto genital. Otra posible hipótesis propuesta por Gutiérrez-Campos es la infección directa del oocito por la bacteria, como se ha demostrado mediante estudios ultraestructurales de microscopía electrónica donde puede observarse la presencia de C. trachomatis en la superficie del oocito y, en algunos casos, también dentro del oocito. Y, por último, un incremento de los niveles de expresión de sustancias como INF-gamma, TNF-alfa; o las interleucinas IL-2, IL-6 e IL-17A secundaria a la infección; todas ellas segregadas en procesos infecciosos
La fisiopatología del estrés oxidativo relacionado con la infección por C. trachomatis sigue en investigación; así como las complicaciones asociadas a la infección por C. trachomatis durante el embarazo están aún bajo investigación. El mantenimiento fallido del embarazo debido a la infección por C. trachomatis supone una carga importante para muchas mujeres. El patógeno invade el tracto genital superior causando obliteración de las trompas de Falopio e inflamación de la pelvis y, en casos extremos, infertilidad.
La infección por C. trachomatis suele ser una infección asintomática y puede persistir latente en el organismo huésped después de producir una infección crónica e inducir la respuesta inmune del hospedador. Todo ello conlleva a un daño epitelial crónico que cursa con inestabilidad cromosómica, pudiendo dar lugar a transformación celular maligna. La presencia de estos defectos dentro de la célula hospedadora sugiere un posible mecanismo para C. trachomatis de producir cáncer cervical
M. genitalium se descubrió en los años 80 gracias a Tully y sus colaboradores que consiguieron aislar al micoplasma en 2 de los 13 pacientes masculinos con síntomas de uretritis no gonocócica
MG es capaz de inducir tumorigénesis no sólo indirectamente a través de una respuesta inflamatoria crónica progresiva local, sino también directamente a través de productos proteicos bacterianos como p37 que ejercen efectos oncogénicos
Algunos expertos sugieren que estos hallazgos implican la influencia del microbioma vaginal, lo que requiere más investigación para determinar si M. genitalium es un contribuyente independiente al desarrollo de la enfermedad pélvica inflamatoria. Mycoplasma genitalium ha alcanzado su pico epidemiológico en estos últimos años.
La bacteria M. genitalium puede tardar meses en crecer en cultivo microbiológico debido a que son bacterias muy exigentes nutricionalmente; requieren un medio rico en esteroles y con precursores de aminoácidos y nucleótidos preformados. Además, las micobacterias, al ser de tamaño tan pequeño y carecer de pared celular, no se pueden teñir mediante la tinción de Gram. Las células de Mycoplasma genitalium miden generalmente menos de una micra y son, por tanto, muy difíciles de detectar con un microscopio convencional.
El diagnóstico de MG fue difícil debido a una serie de características propias de los micoplasmas que, se podría decir que dificultan el cultivo microbiológico. Estas características son las siguientes:
Debido a todas estas características, fue bastante complicado durante mucho tiempo dar un diagnóstico y posterior tratamiento eficaz y rápido; hasta la introducción de pruebas moleculares como las técnicas de amplificación de ácidos nucleicos (NAAT, nucleic acid amplification test) como la PCR
Existe un debate sobre la necesidad de un cribado generalizado de Mycoplasma genitalium, pero la historia natural de este patógeno emergente de transmisión sexual es poco conocida
En algunos países, la prueba diagnóstica para determinar M. genitalium está en desuso o no está disponible. En estos casos, los doctores deben tratar a los pacientes cuando existe un alto índice de sospecha de infección por M. genitalium y otras bacterias causantes de ETS ya han sido excluidos como patógenos primarios.
La incidencia aumenta continuamente, comprometiendo seriamente la salud humana. La clave para el tratamiento y la prevención de la propagación de micoplasma es la detección oportuna y precisa.
La infección asintomática por M. genitalium es frecuente y sus implicaciones no están del todo claras. Mycoplasma genitalium es uno de los principales patógenos productores de uretritis no gonocócica (non-gonococcical uretritis), enfermedad inflamatoria pélvica, cervicitis, epididimitis, orquitis, entre otras; y causan infertilidad tanto en hombres como en mujeres