Lucía Rodríguez Fernández
Enfermera. Asturias.
RESUMEN
El trasplante de médula ósea consiste en la recolección y trasplante de células madre hematopoyéticas por vía venosa, cuyo objetivo es restaurar la función de la médula ósea y que ésta sea capaz de producir células sanguíneas con normalidad. Es en la actualidad una técnica terapéutica utilizada para tratar diversas enfermedades onco-hematológicas. Es un proceso bastante complejo donde enfermería juega un papel relevante, ya que interviene en todas las etapas del mismo. Por esta razón es fundamental que se conozcan cuáles son las etapas del trasplante, cuáles son las posibles complicaciones que pueden surgir y cuáles van a ser los cuidados e intervenciones que se realizarán antes, durante y después de un trasplante de progenitores hematopoyéticos.
Además es enfermería la encargada de prestar los cuidados para favorecer su recuperación, en función de cómo se proporcionen esos cuidados y la minuciosidad del personal a la hora de llevarlos a cabo, ayudará en su mejoría o se favorecerá el fracaso del trasplante y con ello el consiguiente rechazo.
Dentro de la medicina transfusional el trabajo del profesional sanitario es imprescindible para preservar la salud del donante y el paciente, por lo que es importante estandarizar un plan de cuidados específico para brindarles una atención de calidad resolviendo todas sus dudas y mostrando accesibilidad en todo momento, ya que esto supone una gran carga emocional para el paciente, y ello le va a ayudar a disminuir su ansiedad.
Palabras clave: cuidados, progenitores hematopoyéticos, trasplante, médula ósea, enfermería.
INTRODUCCIÓN
EL trasplante de medula ósea ha ido evolucionando desde el siglo XIX, cuando se tienen los primeros conocimientos, hasta la actualidad, aumentando las fuentes de obtención de células hematopoyéticas (sangre periférica y sangre del cordón umbilical) y la supervivencia de los pacientes trasplantados.
El trasplante hematopoyético, es actualmente una alternativa de tratamiento en patologías oncológicas como: inmuno deficiencias, anemia aplásica hemoglobinopatias y neoplasias malignas como la leucemia aguda, leucemia crónica, mielodisplasia, linfoma, mieloma y tumores sólidos, entre otros.
La enfermería como profesión existe desde que Florence Nightingale, a mediados del siglo XIX, expresó la firme convicción de que la enfermería requería un conocimiento diferente al conocimiento médico. Describió lo que para ella era la función propia de enfermería: “poner al paciente en las mejores condiciones para que la naturaleza actúe sobre él”.
Con el paso del tiempo los conocimientos han ido evolucionando, utilizándose actualmente la taxonomía NANDA; por consiguiente los cuidados también tienen que evolucionar, siendo necesaria una buena formación por parte de las enfermeras, puesto que en función de los cuidados prestados y la meticulosidad de los mismos el paciente va a tener una evolución u otra.
Los primeros casos de trasplante de médula ósea de los que se tiene conocimiento datan del siglo XIX, cuando en 1891 Brown-Sequard administra a sus pacientes médula ósea por vía oral como tratamiento para trastornos hematológicos.
Tras el conocimiento de la función del tejido hematopoyético se planteó la sustitución directa de este, así en 1939 Rasjek y Osgood, intentaron la recuperación de la función hematopoyética en una paciente afectada de anemia aplásica mediante la infusión de células de la sangre de un hermano. En 1957, E. Donnall Thomas, Premio Nobel de medicina en 1990, demostró la posibilidad de administrar médula ósea en los humanos y puso de manifiesto la implantación transitoria en el receptor. 0
En los años 50, se realizaron casi 200 trasplantes alogénicos de médula ósea en humanos, sin éxito a largo plazo. Sin embargo, a pesar de este hecho, se obtuvieron resultados prometedores con el trasplante de gemelos idénticos que se utilizaron como base para el desarrollo del trasplante de progenitores hematopoyéticos.
A finales de la década de los 60, existía ya un soporte adecuado de plaquetas, una mejoría en el tratamiento antibiótico y un desarrollo mayor de los agentes antineoplásicos.
El primer trasplante de sangre periférica tuvo lugar en 1962, cuando Goodman y Hodgson demostraron la existencia de células de progenitores hematopoyéticos en la sangre de los ratones. Esta fuente de células de progenitores hematopoyéticos se comenzó a utilizar en pacientes en los que no se podían obtener células progenitores medulares por su enfermedad de base o por la irradiación previa, y su uso se amplió después de descubrir que los factores de crecimiento hematopoyéticos causaban una liberación transitoria de células de progenitores hematopoyéticos en sangre periférica.
En 1968, el desarrollo de la radioterapia, quimioterapia, medidas de soporte en pancitopenias severas y el descubrimiento del sistema de histocompatibilidad supone la aparición de la denominada era moderna del Trasplante de Precursores Hematopoyéticos (TPH).
En 1975 se publicaron los primeros trasplantes de medula ósea (TMO) autólogos en tumores sólidos, en 1977 en leucemias agudas, y en el año 1978 en linfomas.
En 1978 se llevó a cabo el primer trasplante autógeno con progenitores hematopoyéticos de sangre periférica, por lo que el TMO pasó a denominarse Trasplante de Precursores Hematopoyéticos.
De esta forma, en 1981 se introdujo la sangre periférica como fuente de células de progenitores hematopoyéticos2.
Los primeros trasplantes autólogos en humanos se realizaron en 1950 por Kurnick y por McGovern en 1959. Estos implantes parecían proteger contra la toxicidad medular, pero su beneficio clínico era incierto, debido a la inefectividad en la erradicación de la enfermedad de base. Finalmente, el trasplante autólogo fue utilizado con éxito en pacientes con linfomas en los años 70 y su uso se amplió en todo el mundo en la década de los 80.
En España los primeros TMO se llevaron a cabo en Barcelona en 1976 y fue en 1991 cuando se creó el primer Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO).
En la actualidad el trasplante de progenitores hematopoyéticos se ha consolidado como una alternativa terapéutica establecida para una gran variedad de enfermedades hematológicas, oncológicas, hereditarias e inmunológicas. En el año 2011 se realizaron en España 2672 trasplantes de progenitores hematopoyéticos, estableciendo así un récord en el número absoluto de trasplantes realizados en nuestro país.
Dependiendo de la fecha en la que se realice una revisión de la literatura existente sobre los trasplantes en hematología, puede hallarse una alusión exclusiva al trasplante de médula ósea (TMO) o bien se puede comenzar a encontrar denominaciones como ‘trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH)’ o ‘trasplante de células progenitoras hematopoyéticas (TCPH)’. Estas últimas denominaciones son en la actualidad las más adecuadas, ya que hacen referencia a la obtención de dichas células progenitoras no sólo de la médula ósea, sino también de otras fuentes como la sangre periférica o la sangre del cordón umbilical.
El número de trasplantes de progenitores hematopoyéticos y de centros del sistema sanitario que realizan este procedimiento ha aumentado progresivamente en los últimos años, hasta llegar a afianzarse como una estrategia terapéutica de elección en el tratamiento de pacientes afectados por hemopatías malignas (leucemias, linfomas o mielomas). También se utiliza como opción terapéutica en otros cánceres, como el de mama, ovario y células germinales, y en enfermedades congénitas o autoinmunes graves, como la talasemia mayor o la anemia aplásica.
Actualmente, el TPH es una práctica cotidiana en los servicios de oncología y hematología, pero no por ello, deja de constituir un proceso complejo, que exige una delicada asistencia y unos cuidados de enfermería especializados.
En los últimos años el trasplante de médula ósea se ha afianzado como alternativa para la curación de muchas enfermedades hematológicas, cada día más frecuentes, y en algunos casos la única, por ello y por las condiciones en las que se encuentran estas personas es importante establecer un plan de cuidados estandarizado.
Una persona trasplantada de médula ósea necesita unos cuidados muy precisos para que su evolución sea la más favorable posible debido a la situación de inmunosupresión en la que se encuentra y por tanto, la facilidad para sufrir infecciones y las consiguientes complicaciones que conlleva3.
Figura1. Evolución del número de trasplantes de progenitores hematopoyéticos en España
Fuente: Plan Nacional de donación de médula ósea. Organización Nacional de Trasplantes 2012.
OBJETIVOS
Identificar y describir el papel de enfermería en el trasplante de medula ósea.
Desarrollar los cuidados de enfermería que se llevan a cabo antes, durante y después del trasplante de progenitores hematopoyéticos.
Elaborar un plan de cuidados de enfermería para el trasplante de médula ósea.
MATERIAL Y MÉTODOS
Para la realización de este trabajo se ha llevado a cabo una revisión bibliográfica documental de distintos estudios relacionados con los objetivos de esta propuesta. Tras la lectura de múltiples artículos, investigaciones, publicaciones, etc.., se han asentado las bases de este trabajo. Los criterios de los autores consultados enriquecieron y sustentaron el propósito del mismo.
Los descriptores utilizados como palabras claves fueron obtenidos de DeCS (Descriptores en ciencias de la salud), utilizando para recabar información las siguientes palabras: Cuidados, médula ósea, progenitores hematopoyéticos, enfermería, trasplante... Los operadores booleanos que se manejaron fueron “or” y “and” en base de datos como Pubmed, Scielo, dialnet o cocharne, y en revistas electrónicas como Elsevier, así mismo se visitaron páginas en internet relacionadas con el tema.
Las bases de datos utilizadas fueron: Ibecs / Cuiden / Cochrane / Pubmed /
■ Resultados obtenidos en bases de datos:
-Biblioteca Cochrane: utilizando como palabra clave “transplante hematopoyético” se han obtenido 56 artículos de los cuales e revisado y utilizado 2. Con las palabras claves “médula ósea” y booleano “enfermería” obtuve 14 documentos de los cuales fueron útiles para mi trabajo 1 artículo.
-Pubmed: introduciendo como palabra clave “hematopoietic transplant” el resultado fue 33433 artículos, por lo que debí acotar la búsqueda por publicación en los 2 últimos años llegando a referenciar y revisar 1 artículo.
-Cuiden: Se utilizaron 2 documentos referenciados en el trabajo de los 124 encontrados, utilizando las palabras claves “médula ósea”.
-Ibecs: Con las palabras claves “cuidados” And “progenitores hematopoyéticos” se encontraron 13 documentos, de los cuales 1 fueron útiles para recoger información para la realización del trabajo.
Finalmente para añadir datos del trabajo se utilizó el buscador Google Académico http://scholar.google.es/ y Scielo http://scielo.isciii.es/scielo.php donde se encontraron en total 6 documentos que también se utilizaron para el trabajo.
DESARROLLO
El trasplante de médula ósea (TMO) comparte muchas de las características metodológicas de otros tipos de trasplantes clínicos. Sin embargo, las enfermedades tratadas y los problemas inmunobiológicos encontrados son ampliamente diferentes.
Los trasplantes se clasifican en varios grupos según el donante y según la fuente de células progenitoras5.
Es un procedimiento en el cual el donante es el mismo paciente. Las células madre se obtienen del paciente ya sea recogiéndolas de la médula ósea o por aféresis (un proceso de recolección de las células madre de sangre periférica), y luego volviendo a dárselas al paciente después de un tratamiento intensivo de quimioterapia. A menudo el término "rescate" se utiliza en vez de "trasplante".
Figura 2. Esquema de los pasos seguidos en el trasplante autólogo.
Fuente: trasplante de células progenitoras hematopoyéticas: tipos, fuentes e indicaciones. Revista Cubana de hematología, inmunología y hemoterapia.
El procedimiento implica la infusión de células de progenitores hematopoyéticos de un donante sano compatible parcial o totalmente a un paciente que se ha sometido a un tratamiento de acondicionamiento administrado previamente. Tiene el fin de erradicar las células neoplásicas y la capacidad de respuesta inmune del receptor, para evitar un rechazo del injerto una vez infundido, la principal limitación para la realización de este tipo de trasplante es la disponibilidad del donante compatible. Sin embargo, en los últimos años se han creado registros de donantes de médula y bancos de sangre de cordón que han permitido ampliar las posibilidades de contar donantes histocompatibles no relacionados. A pesar de que la pareja donante-receptor sea idéntica en el sistema HLA, existen antígenos de compatibilidad menores, lo que provoca que en este trasplante exista una doble barrera inmunológica y puede ocurrir que:
- El receptor rechace las células infundidas (rechazo del injerto).
- Las células progenitoras infundidas puedes reconocer como entrañas las células del receptor, lo que se conoce como enfermedad injerto contra huésped.
Figura 3. Esquema de los pasos seguidos en el trasplante autólogo.
Fuente: trasplante de células progenitoras hematopoyéticas: tipos, fuentes e indicaciones. Revista Cubana de hematología, inmunología y hemoterapia.
La indicación de un trasplante u otro depende de múltiples factores: el tipo de enfermedad, la respuesta obtenida con los tratamientos previos, la disponibilidad de donante, la edad del paciente, el estado general d éste, espeso o la existencias de complicaciones.
En la tabla 2. Se resumen las indicaciones de trasplante hematopoyético, con referencia al tipo de trasplante (autólogo o alogénico) indicado en cada patología.
Existen varias posibilidades dentro del trasplante de progenitores hematopoyéticos alogénicos:
Los progenitores hematopoyéticos expresan en su superficie una glicoproteína característica llamada CD34, por lo que son las células que expresan dicha molécula las que serán extraídas y trasplantadas8.
Estas células pueden obtenerse mediante tres vías diferentes: médula ósea, sangre periférica y cordón umbilical.
Es la fuente original de los progenitores hematopoyéticos. Sin embargo está siendo desbancada por la sangre periférica, siendo la única fuente a considerar a lo largo de mucho tiempo9,10.
La médula ósea es un tipo de tejido que se encuentra rellenando los espacios existentes entre las trabéculas del hueso esponjoso de las crestas iliacas, las costillas, el esternón, las vértebras, el cráneo y las epífisis proximales de algunos huesos largos. En condiciones normales, la médula ósea es rica en células progenitoras hematopoyéticas.
Las células madre se obtienen mediante un proceso invasivo, que consiste en múltiples punciones aspirativas de médula de un hueso delgado y plano, por ejemplo, el esternón, las apófisis espinosas de las vértebras, la meseta tibial o la crestas iliacas. El lugar de la punción depende de la edad del paciente. En el adulto el lugar más recomendado es la espina ilíaca posterosuperior o anterosuperior. Se realiza en quirófano bajo anestesia general o epidural.
La cantidad a extraer es como mínimo de 2x 106 células CD34 por kilogramo de peso del receptor. En donantes no relacionados es preferible superar los 3x108 /kg. Sin embargo, la cantidad máxima está delimitada por el peso del donante, ya que no se pueden exceder los veinte mililitros por kilogramo9,11.
Las complicaciones más comunes de este procedimiento son el dolor agudo en la zona de punción que suele remitir con analgésicos, hipotensión, fatiga, fiebre y cefalea. Normalmente el donante suele estar recuperado a los catorce días, sin embargo puede haber individuos que tardan hasta un mes. Los efectos adversos graves afectan a tan sólo un 0,1- 0,3%10. Entre estos últimos podemos encontrar el laringoespasmo, osteomielitis, hematoma retroperitoneal, obstrucción intestinal, embolia grasa, aunque su probabilidad es mínima.
Es el método más usado actualmente, ya que tiene resultados similares y es más cómodo para el donante9,10:
En condiciones normales, en la sangre periférica se encuentra una proporción muy pequeña de células madre, por lo que resulta necesaria la estimulación previa de la médula ósea con G-CSF (factor estimulante de colonias granulo citicas), que se administra por vía subcutánea durante varios días e induce la producción y movilización de células madre a la sangre periférica para su posterior recolección.
La recolección de dichas células se realiza mediante un procedimiento denominado aféresis, por el que se conecta al donante a través de dos vías periféricas o un catéter central a una máquina, que extrae la sangre periférica y la hace circular por un separador que por centrifugación separa las células madre depositándolos en una bolsa y devuelve al donante el resto de componentes sanguíneos. Este procedimiento dura 3 o 4 horas y se realiza de forma ambulatoria.
Las células recolectadas se pueden administrar al receptor inmediatamente después de su donación, a través de un acceso venoso central en un tiempo de 20 a 30 min, mediante un filtro de transfusión. También se pueden criopreservar en nitrógeno líquido con un conservante especial durante un tiempo hasta que la situación del receptor permita el trasplante.
La sangre del cordón umbilical contiene, al igual que la médula ósea y la sangre periférica tras movilización, abundantes células progenitoras hematopoyeticas9.
Se puede decir que tiene dos grandes ventajas respecto a las anteriores explicadas que son, la mayor rapidez en la búsqueda, ya que es más fácil el acceso en las unidades congeladas y que no requiere una compatibilidad tan exacta en el sistema HLA ya que la principal complicación tiene una incidencia menor y es menos grave. Estos dos hechos hacen que la posibilidad de encontrar donante a paciente sin familiar compatible sea mayor10.
La sangre del cordón umbilical es muy rica en células precursoras hematopoyéticas. Estas células se obtienen tras el parto mediante una punción de la vena umbilical. La cantidad de sangre que puede extraerse se sitúa entre 70-120 ml en total, que se congela con un conservante especial para ser utilizada posteriormente cuando sea necesitada.
La principal desventaja de este tipo de trasplantes es la cantidad limitada de células madre que puede aportar, ya que puede resultar insuficiente para un receptor adulto, por lo que se reserva para niños, adolescentes o adultos de poco peso.
Para obtener este tipo de sangre hay que cumplir una serie de requisitos: historia obstétrica materna sin complicaciones, controles serológicos negativos durante la gestación, feto sin antecedentes maternos ni paternos de riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas o genéticas, parto normal y firma materna del consentimiento informado. Se excluyen todos los partos previos a 32 semanas de gestación, fiebre mayor de de 38 grados en el parto, inmunización feto-materna o signos de sufrimiento fetal.
Una vez que son recogidas, solo las unidades que cumplen un mínimo de células progenitoras (45 ml de volumen y 300 millones de células monucleadas), son aceptadas para su crioconservación y posterior uso, ordenándolas por fecha de recogida para priorizar aquéllas unidades más antiguas. La sangre que no cumple esos requisitos se desecha o son usadas para investigación11.
Hay dos formas de recoger este tipo de sangre10:
Hasta hace una década, el TMO era considerado como un procedimiento heroico que se efectuaba en pacientes terminales de leucemia o de anemia aplástica que no respondían a los tratamientos habituales. Posteriormente, y dado el creciente número de sobrevivientes a largo plazo, las indicaciones para el TMO han cambiado radicalmente.
Es así como en la actualidad es el tratamiento utilizado para una larga lista de padecimientos malignos y no malignos. Es un tratamiento que busca la curación del paciente que se somete al procedimiento y no se considera de ninguna manera paliativo3.
Es el tratamiento de elección, cuando es factible de realizar, para la anemia aplástica y las enfermedades inmunodeficientes congénitas y ha emergido como una medida altamente promisoria para el tratamiento de formas de leucemias de alto riesgo y otras neoplasias hematológicas o no (Tabla 1). Las principales enfermedades no malignas en donde ha demostrado ser útil el TMO son: las inmunodeficiencias congénitas severas, la anemia aplástica, la hemoglobinuria paroxística nocturna y algunos desórdenes genéticos medulares como las talasemias, la anemia de células falciformes, la osteopetrosis y el síndrome de Kostmann, entre otros.
Tabla 1. TMO. Indicaciones*.
En los casos de las inmunodeficiencias congénitas y los desórdenes genéticos medulares, idealmente el procedimiento deberá realizarse antes de los cinco años de edad, cuando los riesgos de Enfermedad del injerto contra el huésped (EIVH) son mínimos y antes de practicar transfusiones sanguíneas, las cuales incrementan los riesgos de rechazo del injerto y/o la sobrecarga de hierro.
En la anemia aplástica severa, las tasas de curabilidad y de sobrevida global luego de TMO alogénico han sido de: 45% para aquellos pacientes previamente transfundidos; de 70% para pacientes transfundidos, pero cuyo implante medular fue complementado con células del " buffy coat" del donante y de 80% para pacientes que son trasplantados antes de cualquier transfusión de productos químicos. De esto podemos deducir la importancia de no trasfundir pacientes con anemia aplástica severa candidatos a un TMO.
Dentro de las enfermedades malignas en las cuales se considera al TMO como una importante alternativa terapéutica se pueden citar: la leucemia linfoblástica aguda en segunda remisión completa, la leucemia no linfoblástica aguda en primera remisión completa, la leucemia mieloide crónica en fase proliferativa, los linfomas de alto riesgo, la enfermedad de Hodgkin rebelde a la quimioterapia y con menor frecuencia los pacientes con mieloma múltiple, leucemia de células peludas y mielofibrosis.
Más recientemente, viene siendo investigada la aplicabilidad del TMO autólogo, específicamente en pacientes con leucemias, linfomas y tumores sólidos no hematológicos cuando no existe compromiso medula . Como se sabe que estos tumores son sensibles a la quimioterapia y/o radioterapia con una perfecta correlación dosisrespuesta y que la mielotoxicidad es la que han impuesto las limitaciones a las dosis, se están utilizando dosis muy altas de tratamiento sistémico, las cuales destruyen la actividad tumoral en forma radical, pero que obviamente producen aplasia medular, siendo seguido entonces por "rescate" con TMO autólogo. De esta manera, algunos pacientes con leucemias, con linfomas y menos frecuentemente con la enfermedad de Hodgkin y tumores sólidos no hematológicos sin ninguna oportunidad de curabilidad por el tratamiento convencional o en fase de recaída sin respuesta a la quimioterapia, han tenido la oportunidad de curarse, algunos incluso con largas sobrevidas, como en los casos de neuroblastoma metastásico.
En el caso de los tumores sólidos (melanoma, cáncer del pulmón, neuroblastoma, sarcoma de Ewing y los carcinomas de ovario, mama, colon, cerebro y testículo), en los cuales se han realizado TMO, las ratas de respuesta han variado desde 17 hasta 84% en el caso del carcinoma del pulmón de células pequeñas.
En años recientes se han presentado dos avances fundamentales con respecto a los TMO. Se ha documentado la utilidad de la talidomida como medicamento eficaz en la prevención de la EIVH. Además, varios grupos de TMO han podido aislar células madre hemalopoyéticas, utilizando anticuerpos monoclonales específicos, abriendo nuevas perspectivas ya que podrían ser transfundidas únicamente células madre, aumentando las posibilidades de implante medular y reduciendo los riesgos de desencadenar EIVH.
El trasplante incluye la donación de un familiar o de una persona anónima, la extracción de progenitores hematopoyéticos del donante (trasplante singénico o alogénico) o del propio paciente (trasplante autólogo), el transporte y procesamiento de las células hematopoyéticas, el acondicionamiento del receptor para una correcta respuesta después de la infusión.
Toda persona que quiera hacerse donante de médula ósea debe gozar de buena salud (sin enfermedades infectocontagiosas, sin patologías que contraindiquen la extracción de progenitores hematopoyéticos etc.. y tener entre 18 y 55 años12.
Las características legales de la donación se establece en el Real decreto (RD)1301/2006, de 10 de noviembre, se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de España, en él se establecieron las normas de calidad y seguridad para la donación, obtención, evaluación, procesamiento, preservación, almacenamiento y distribución de células y tejidos humanos.
La donación de médula debe cumplir:
Gratuidad, solidaridad y altruismo: no se puede obtener compensación económica por parte del donante ni exigir pago al receptor. Esta cláusula no incluye pago de aquellos gastos secundarios a la donación, como pueden ser los desplazamientos, alojamiento, dietas si la donación se realiza en una ubicación distinta a la residencia habitual.
Finalidad terapéutica de las células donadas. Si se quiere realizar cualquier otra actividad con ella debe ser autorizada por la administración sanitaria correspondiente.
Confidencialidad: no se puede facilitar ni divulgar dato algún que facilite identificación del donante y/o receptor.
El donante debe estar bien informado, ser mayor de edad, libre y con plena capacidad de decisión.
La obtención de progenitores hematopoyéticos solo se realizará en centros autorizados, lo más cercano posible al dónate del territorio nacional.
No todos los pacientes son candidatos para un trasplante de progenitores hematopoyéticos, se tendrá en cuenta el tipo de enfermedad y estadio, la edad y estado general del paciente 13.
Para los trasplantes autólogos la sangre periférica en su estado normal no contiene el número adecuado de células madre como para permitir una recogida suficiente. Para poder recoger el número suficiente de células es necesaria la estimulación de éstas. Se lleva a cabo mediante la administración de G-CSF (acrónimo en inglés de Granulocyte Colony-Stimulating Factor, Factor Estimulante de Colonias de Granulocitos) por vía subcutánea para conseguir aumentar el número de células progenitoras en la médula y su posterior liberación al torrente sanguíneo. En ocasiones es necesario asociar quimioterapia para obtener una buena movilización de las células. Se puede realizar de forma ambulatoria o requerir el ingreso del paciente.
La aféresis es una técnica mediante la cual se recolectan los progenitores hematopoyéticos a partir de sangre periférica. Se realiza en banco de sangre y se utiliza, o bien un catéter venoso central de tres luces o dos vías periféricas (preferentemente cubitales de antebrazos) si el paciente cuenta con buenos accesos venosos. Esta recolección se lleva a cabo por medio de una máquina que contiene separadores celulares y utilizando la centrifugación separa los progenitores hematopoyéticos que se depositan en una bolsa y el resto de componentes sanguíneos que no son de utilidad en el trasplante se devuelven al paciente14.